La lluvia martilla los cristales y la vela estaba por consumirse del todo cuando vi abrirse los ojos amarillentos y aguados de la criatura. R
espiraba con dificultad, como con ronquidos, y sus miembros se agitaron.El sueño acariciado tanto tiempo, en un instante se transformó en pesadilla. Durante mi afiebrado trabajo nunca me había detenido a considerar los rasgos cadavéricos de la criatura. No pensaba en eso.
Ahora que él había cobrado vida me daba cuenta, que era solo un muerto resucitado.